Desde las entrañas de la Amazonía ecuatoriana, un fraile marianista transforma la defensa del bosque en una misión de vida que también educa y protege a generaciones enteras de niños
A sus 82 años, Fray Giovanni Onore ofrece una historia de fe y naturaleza ejemplar. Nacido en Costigliole d’Asti (Italia) y agrónomo de profesión, vive en Ecuador desde hace cuatro décadas. En 1997 fundó la Fundación Otonga para proteger la Amazonía del occidente de los Andes, convencido de que quien no valora un árbol tampoco valora a un niño. Antes enfrentó una dura prueba personal: una trombosis en su nervio óptico lo dejó ciego de un ojo, pero esa limitación le enseñó a admirar aún más la belleza de la vida facebook.com+4vaticannews.va+4catholicsabah.com+4.
El milagro de conservar selvas como si fueran la propiedad de Dios
La historia de Otonga inició cuando, junto a un amigo biólogo, escuchó motosierras talar bosques vírgenes. Sin pensarlo, respondió: “Se compran y quedan protegidos para siempre”. Con apoyo de donantes y empresas con visión, empezó a adquirir hectáreas de bosque, enfrentando trámites y amenazas. “Cada día doy gracias a Dios por la fuerza que me da”, confiesa vaticannews.va.
Hoy, la reserva supera las mil hectáreas, cuenta con viveros que producen miles de plantones para reforestación, y protege especies desde la pacarana hasta el puma americano, los murciélagos y el mítico insecto Dynastes hercules .
Educación que transforma mentes y defiende montes
Para Fray Giovanni, cuidar el entorno va de la mano con enseñar. No solo se trata de conservar árboles, sino de educar a niños indígenas para que su futuro no dependa de la tala. Entre sus éxitos está colocar a decenas de niños en la universidad, como Mario Tapia, quien salió del bosque, estudió escultura en Carrara y hoy talló una figura para la Basílica de San Pedro vaticannews.va.
Además, en Quito opera una escuela de excelencia dirigida por monjas franciscanas, que garantiza acceso directo a la universidad catholicsabah.com.
Ciencia local, descubrimiento global
Otonga no es solo un refugio: también es un centro científico. Bajo su supervisión han descubierto alrededor de 200 especies nuevas, incluidas arañas únicas en la reserva. La fundación mantiene una estación biológica permanente e impulsa proyectos de investigación y conservación con el apoyo de instituciones como GBIF otonga.org+2sciencedirect.com+2otonga.org+2.
Su vivero cuenta con 20,000 plantas nativas y lleva al menos 35,000 plantones reinsertados con participación comunitaria .
Un faro contra el cambio climático
Fray Giovanni se ha convertido además en voz experta sobre el cambio climático: advierte que la altitud de muchas especies de insectos y anfibios sube hectómetro tras hectómetro, mientras los glaciares retroceden, la costa se erosiona y los manglares desaparecen . Desde Otonga recuerda que perder la selva es perder vida, y que esa “riqueza biológica” es clave para la supervivencia humana.
Legado e inspiración
Fray Giovanni no pide mezquinos aplausos: solo constancia, fe y compromiso. Su legado es una alianza entre la creación y la educación, entre bosque y becas, entre ciencia y fe. Él mismo lo resume así: “Compré bosques… y el bosque se convirtió en mi sueño” otonga.org+4vaticannews.va+4otonga.org+4.
Fray Giovanni Onore es testimonio del poder de una vida consagrada a preservar la creación mientras se forma gente capaz de protegerla. En un mundo que necesita más de esa coherencia, su labor brilla como ejemplo de compromiso real.