Algunos fármacos pierden eficacia después de su fecha de caducidad y, en ciertos casos, su uso puede poner en riesgo la salud. Conocer las diferencias es clave para no cometer errores.
Es común abrir el botiquín de casa y encontrarse con envases de medicamentos vencidos. Surge entonces la duda: ¿se pueden tomar o representan un peligro real para la salud? La ciencia ofrece respuestas claras que nos ayudan a diferenciar entre lo que podría ser un simple problema de eficacia y lo que puede convertirse en un riesgo mayor.
¿Qué significa la fecha de caducidad?
La fecha de caducidad que aparece en el envase garantiza que el medicamento mantiene su eficacia, seguridad y calidad hasta ese momento, siempre que haya sido conservado en condiciones adecuadas. No debe confundirse con el “periodo de validez” o “uso después de abierto”, que se aplica a fármacos multidosis como jarabes, colirios o cremas, más expuestos a la contaminación una vez abiertos.
¿Qué sucede al consumir un medicamento caducado?
En la mayoría de los casos, el riesgo principal es la pérdida de potencia del fármaco, lo que puede hacer que no cumpla su función. Sin embargo, en medicamentos críticos como antibióticos, insulina o anticoagulantes, esa disminución en la eficacia puede ser peligrosa, ya que un tratamiento incompleto o ineficaz puede empeorar la enfermedad o generar complicaciones.
En medicamentos líquidos, jarabes o colirios, además de perder eficacia, aumenta el riesgo de contaminación microbiana una vez vencida la fecha o después de abrirse el envase. Aunque los casos de toxicidad por degradación química son poco frecuentes, se han documentado excepciones, como ciertos antibióticos antiguos.
Medicamentos con mayor riesgo
No todos los medicamentos representan el mismo nivel de peligro al caducar. Los que requieren especial precaución son:
- Insulina, cuya eficacia disminuye rápidamente.
- Nitroglicerina y otros medicamentos para emergencias cardíacas.
- Epinefrina (EpiPen), esencial en reacciones alérgicas graves.
- Medicamentos crónicos como los de tiroides, anticoagulantes y anticonvulsivantes.
- Antibióticos líquidos, colirios y preparados en suspensión, que se degradan o contaminan con facilidad.
En estos casos, utilizar un medicamento caducado puede significar que el tratamiento no funcione en el momento en que más se necesita.
Casos en los que el riesgo es menor
En medicamentos de uso ocasional, como analgésicos de venta libre, antihistamínicos o antiinflamatorios, el efecto principal suele ser una pérdida de eficacia más que un riesgo de toxicidad. Si han sido almacenados adecuadamente, lo más probable es que no produzcan daño, aunque su efecto pueda ser más débil.
Cómo conservarlos correctamente
El lugar donde se guardan los medicamentos influye en su duración. La cocina y el baño no son ideales, ya que los cambios de temperatura y humedad aceleran su deterioro. En su lugar, se recomienda mantenerlos en un armario fresco y seco, protegido de la luz solar directa.
Es importante leer siempre el prospecto, ya que algunos envases incluyen indicaciones específicas como “descartar después de 30 días de abierto”.
Eliminación segura de medicamentos caducados
Nunca deben arrojarse a la basura ni al desagüe, ya que pueden contaminar el medio ambiente. Lo correcto es llevarlos a la farmacia, junto con su caja y prospecto, para que reciban un tratamiento adecuado y seguro.
Aunque muchos medicamentos caducados no generan un daño inmediato, el riesgo de pérdida de eficacia o de complicaciones es real. En casos de enfermedades graves o tratamientos crónicos, contar con medicamentos en buen estado puede marcar la diferencia entre la recuperación y una emergencia de salud.
La recomendación más segura es revisar periódicamente el botiquín, desechar lo que esté vencido y consultar siempre con profesionales de la salud en caso de duda.