Mientras multimillonarios y científicos invierten fortunas en tecnologías para extender la vida humana, el cerebro sigue siendo el límite biológico más difícil de vencer
La ciencia de la longevidad promete cuerpos más jóvenes y vidas de más de un siglo, pero el envejecimiento cerebral continúa siendo una frontera infranqueable. El deterioro de las neuronas, las enfermedades neurodegenerativas y los límites naturales de la mente humana ponen en duda la viabilidad de la inmortalidad biológica.
El sueño de vivir 150 años
Hace poco, tres de los líderes más poderosos del mundo —Vladimir Putin, Xi Jinping y Kim Jong-Un— coincidieron en una conversación privada durante la conmemoración del 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Pekín. Putin comentó, según su traductor, que “la biotecnología está avanzando continuamente… los órganos humanos pueden ser trasplantados una y otra vez, y quizás logremos la inmortalidad”. Xi respondió: “Algunos predicen que este siglo verá humanos viviendo hasta los 150 años”.
Aunque el intercambio sonó casual, refleja una idea que fascina tanto en Oriente como en Occidente, la obsesión por la longevidad. En los últimos años, magnates de la tecnología y grandes fortunas del planeta han volcado miles de millones en lo que llaman longevity science, una disciplina que busca frenar —o incluso revertir— el envejecimiento.
Empresas como Altos Labs, respaldada por Jeff Bezos, lideran esta carrera biotecnológica, fichando a científicos de élite como Juan Carlos Izpisúa, Manuel Serrano o Jennifer Doudna. A su lado, otras startups como Retro Biosciences, Cambrian Biopharma o Calico Life Sciences —impulsada por Google— compiten por alcanzar el sueño de una vida larga, saludable y productiva.
El límite cerebral
Sin embargo, hay un obstáculo que la ciencia aún no logra sortear, el cerebro. Aunque la biotecnología permite reparar o sustituir órganos, no existen aún soluciones reales para revertir la pérdida de neuronas o regenerar regiones cerebrales dañadas.
Según un informe de la Oficina C de Asesoramiento Científico para el Congreso de los Diputados de España, publicado en 2023, “el cerebro sigue siendo el mayor desafío para alcanzar la longevidad extrema”. Las enfermedades neurodegenerativas —como el alzhéimer, el párkinson o la esclerosis múltiple— aumentan de forma exponencial con la edad y carecen de cura efectiva.
La Organización Mundial de la Salud proyecta que la demencia triplicará su incidencia para 2050, pasando de 50 a 150 millones de casos en el mundo.
Aunque nuevos fármacos como donanemab (Kisunla) ofrecen esperanza para las fases tempranas del alzhéimer, los avances aún son limitados. Las terapias son costosas y solo logran frenar modestamente la progresión de la enfermedad.
La edad del cerebro
Aun así, la ciencia ha descubierto un factor esperanzador, la edad biológica del cerebro no siempre coincide con la cronológica. Algunos individuos, conocidos como superancianos, presentan cortezas cerebrales gruesas y baja inflamación neuronal, manteniendo una agudeza mental excepcional incluso pasados los 90 años.
El profesor Jordi Olloquequi, de la Universidad de Barcelona y autor del libro Antiaging para el cerebro (Paidós, 2025), explica que “aunque los genes son determinantes, tenemos muchas maneras de modular sus efectos y ayudar a nuestras neuronas a mantenerse jóvenes”.
Entre las claves que propone se encuentran hábitos tan simples como moverse más, comer mejor, dormir bien, socializar y estimular la mente con retos frecuentes. “Romper rutinas, aprender cosas nuevas o practicar mindfulness puede fortalecer conexiones neuronales y retrasar el deterioro”, afirma.
Gimnasia antiaging cerebral
El estrés, según Olloquequi, también juega un papel dual, en dosis pequeñas fortalece el cerebro, pero el estrés crónico deteriora el hipocampo, la región vinculada con la memoria. Por eso, recomienda tratar al cerebro como un músculo que necesita entrenamiento constante.
Pequeños ejercicios cotidianos pueden marcar la diferencia, recordar la lista del supermercado sin anotarla, aprender un nuevo idioma, resolver crucigramas o practicar respiración consciente. “Mantener la mente activa y flexible es la mejor medicina antiaging que tenemos hoy”, señala el investigador.
Cuerpos longevos, mentes jóvenes
Por ahora, las técnicas de reprogramación celular o la manipulación genética que rejuvenecen cerebros de ratones siguen lejos de aplicarse en humanos. Los límites biológicos del cerebro aún son un muro que la ciencia observa desde lejos.
Mientras tanto, la verdadera fórmula de la longevidad podría ser más simple de lo que los laboratorios imaginan, una vida activa, equilibrada y socialmente conectada. Porque de poco servirá vivir cien años si, como advierten los neurocientíficos, la mente no logra acompañar al cuerpo en ese viaje prolongado hacia el futuro.