
Claudia V. Quiles Cruz, MD
Pulmonary and Critical Care Medicine
El asma es una enfermedad respiratoria crónica que afecta a los pulmones y dificulta la respiración. Se estima que más de 300 millones de personas en el mundo padecen asma, lo que la convierte en una de las enfermedades respiratorias más comunes. Aunque no tiene cura, con el tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes pueden llevar una vida normal.
¿Qué es el asma?
El asma es una afección en la que las vías respiratorias (bronquios) se inflaman y se estrechan, lo que dificulta el paso del aire hacia los pulmones. Esta inflamación también aumenta la sensibilidad de los bronquios, provocando que reaccionen de manera exagerada ante ciertos desencadenantes como alérgenos, aire frío, ejercicio físico o infecciones respiratorias.
Síntomas del asma
Los síntomas del asma pueden variar en intensidad y frecuencia. Los más comunes incluyen:
– Dificultad para respirar.
– Tos persistente, especialmente por la noche o al hacer ejercicio.
– Sibilancias (un silbido al respirar).
– Sensación de opresión en el pecho.
– Fatiga al realizar esfuerzos físicos.
– En casos más graves, el asma puede provocar ataques que ponen en riesgo la vida si no se tratan adecuadamente.
Causas y factores desencadenantes
No se conoce una única causa del asma, pero hay múltiples factores que pueden contribuir a su desarrollo:
– Genética: Tener antecedentes familiares de asma o alergias aumenta el riesgo.
– Alergias: El polvo, el polen, el pelo de animales o los ácaros del polvo pueden desencadenar síntomas.
– Contaminación ambiental: La exposición al humo del tabaco o la contaminación del aire empeora la enfermedad.
-Ejercicio físico intenso, especialmente en climas fríos y secos.
-Infecciones respiratorias, como resfriados o gripes.
Diagnóstico
El diagnóstico del asma se basa en la historia clínica del paciente, los síntomas y pruebas específicas como:
-Espirometría: mide la cantidad y la velocidad del aire que una persona puede exhalar.
-Pruebas de broncoprovocación: para evaluar la sensibilidad de las vías respiratorias.
-Pruebas de alergia, cuando se sospechan factores desencadenantes específicos.
Asma en Puerto Rico: ¿Qué indican los últimos datos?
En 2020, aproximadamente 10.4 % de los adultos en Puerto Rico (alrededor de 283,602 personas) tenían diagnóstico de asma; en la población infantil (0–17 años), la prevalencia fue del 7.4 %, con 84,136 niños afectados
– Datos del Departamento de Salud de Puerto Rico reportan que entre 2011–2014, la prevalencia del asma infantil fue de 13.8 %, superando ampliamente el promedio nacional de EE. UU. para ese mismo período de 9.1 %; en adultos fue de 10.6 %, también superior al 8.9 % en EE. UU.
– En 2021, Puerto Rico registró 27,850 visitas a salas de emergencia y 6,760 hospitalizaciones atribuibles al asma Se estima que unos 25,000 casos de asma ingresan cada año a emergencias y cerca de 90,000 adultos se ven obligados a dejar de trabajar o interrumpir actividades debido al asma (datos aproximados del período 2007–2009)]
– La tasa de mortalidad por asma en mayores de 55 años llega a 15 por cada 100,000 habitantes Tratamiento
Aunque el asma no se puede curar, existen tratamientos eficaces que ayudan a controlar los síntomas y prevenir crisis:
- Medicamentos de alivio rápido (broncodilatadores): como el salbutamol, usados durante un ataque o antes del ejercicio.
- Medicamentos de control a largo plazo (antiinflamatorios): como los corticosteroides inhalados, que reducen la inflamación crónica.
- Evitar los desencadenantes conocidos: controlar el ambiente y evitar la exposición a alérgenos.
El seguimiento médico regular es clave, así como el uso correcto de los inhaladores.
Prevención y control
Llevar un estilo de vida saludable, evitar el humo del tabaco, mantener limpios los espacios cerrados y seguir las indicaciones médicas puede reducir significativamente la frecuencia y gravedad de los síntomas. También es útil tener un «plan de acción para el asma», que indique qué hacer en caso de emergencia.