Una revisión sistemática demuestra que el apoyo emocional y relacional mejora los comportamientos saludables y el bienestar en pacientes con enfermedad cardiovascular y en sus compañeros.
Un nuevo estudio confirma algo que muchos sabíamos pero no terminábamos de ver con claridad: la recuperación de una enfermedad cardíaca no es solo un trámite médico, también tiene un componente emocional y social que pesa —y mucho— en la salud del corazón. La investigación, publicada esta semana en Canadian Journal of Cardiology, demuestra que las relaciones sólidas y el apoyo de la pareja pueden potenciar de manera significativa la recuperación, los hábitos saludables y la salud general de personas con enfermedad cardiovascular.
¿Por qué importa este hallazgo?
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en Estados Unidos y en el mundo. Según la American Heart Association, cada año millones de estadounidenses viven con diagnóstico de enfermedad cardíaca, y cientos de miles mueren cada año por estas causas. La mayor parte del enfoque clínico tradicional está dirigido exclusivamente al paciente como individuo —problema: el corazón no late solo.
El estudio, liderado por la cardióloga Heather E. Tulloch, del Instituto del Corazón de la Universidad de Ottawa, propone algo simple pero poderoso: incluir a la pareja íntima en los programas de rehabilitación cardíaca para mejorar no solo la salud física, sino también la emocional y social.
Intervenciones que funcionan
El análisis combinó datos de varios ensayos que involucraron a más de 1,400 díadas paciente-pareja. El resultado fue claro: en el 77% de los estudios revisados, las intervenciones que incluían a la pareja mejoraron hábitos de salud, como adherencia a tratamientos, alimentación saludable y actividad física regular.
La lógica es simple: quienes viven con el paciente suelen ser facilitadores prácticos —preparan comidas sanas, incentivan el ejercicio, ayudan a que se tome la medicación a tiempo— y también son quienes sienten con intensidad emocional los efectos del diagnóstico.
“A veces, la enfermedad cardíaca une más a las parejas, pero a menudo se convierte en un desafío para la relación y para ambas personas. Los eventos cardíacos no solo le suceden al paciente, sino también a la pareja”, señala Tulloch.
Más allá del paciente: el corazón social
Este enfoque rompe con la idea de que la recuperación es únicamente física. Los autores del estudio hacen un llamado a la investigación y a la práctica clínica para que se preste más atención a los factores emocionales y relacionales dentro de la rehabilitación. Un plan que incluya a la pareja puede traducirse en:
- Mejor adherencia a comportamientos saludables
- Mejor apoyo emocional durante la recuperación
- Resultados potencialmente más favorables a largo plazo
Además, proponen un modelo escalonado dentro de los programas de rehabilitación cardíaca, con cribado sistemático de estrés emocional y derivación a servicios de apoyo cuando sea necesario.
¿Y qué dice la evidenciamás amplia?
No es solo este estudio. La literatura científica ha asociado durante años el apoyo social y emocional —especialmente el de la pareja— con mejores resultados en salud cardíaca y adherencia a tratamientos. Aunque el enfoque clínico tradicional muchas veces pasa por alto este aspecto, cada vez hay más datos que lo respaldan.







