Expertos coinciden en que el entrenamiento de fuerza mejora la salud ósea, el metabolismo y el bienestar físico y mental durante esta etapa
La menopausia no solo marca el final de la etapa fértil de la mujer, sino también el comienzo de cambios profundos en el cuerpo: pérdida de masa muscular, menor densidad ósea y alteraciones metabólicas que pueden aumentar el riesgo de osteoporosis, hipertensión o diabetes. Sin embargo, la ciencia es clara: el entrenamiento de fuerza puede convertirse en el mejor aliado para mantener la salud, la movilidad y el bienestar en esta nueva fase de la vida.
Especialistas en traumatología y medicina deportiva coinciden en que los ejercicios de resistencia —como levantar pesas, usar bandas elásticas o realizar flexiones y planchas con el propio peso corporal— fortalecen músculos y huesos, mejoran el metabolismo y elevan el estado de ánimo. La clave está en la tensión mecánica que estos ejercicios generan, lo que estimula el crecimiento muscular y aumenta la densidad ósea.
De acuerdo con un estudio publicado en The Journal of Strength and Conditioning Research, las mujeres que practican entrenamiento de fuerza entre tres y cuatro veces por semana presentan una mejora del 30 % en la fuerza muscular y una reducción del riesgo de fracturas y caídas.
Además, el ejercicio de resistencia ayuda a regular la presión arterial, la sensibilidad a la insulina y el peso corporal, factores que suelen verse afectados tras la menopausia.
Ejercicio, hormonas y bienestar
Más allá del aspecto físico, el entrenamiento de fuerza también tiene un efecto directo sobre el bienestar mental. Durante la práctica se liberan endorfinas, adrenalina y noradrenalina, sustancias que mejoran el ánimo, reducen el estrés y aumentan la energía. Investigaciones de la Mayo Clinic y Harvard Health Publishing han demostrado que el ejercicio regular en mujeres posmenopáusicas contribuye a reducir los sofocos, mejorar la calidad del sueño y aumentar la confianza corporal.
Cómo empezar de manera segura
Los expertos recomiendan realizar ejercicios de fuerza de tres a cuatro veces por semana, combinando movimientos que trabajen varios grupos musculares, como sentadillas, peso muerto o planchas. También pueden integrarse ejercicios con pesas livianas o bandas elásticas. Lo ideal es contar con la supervisión de un profesional, que adapte las rutinas a la edad y condición física de cada persona para evitar lesiones.
Por último, una alimentación equilibrada potencia los resultados: las proteínas ayudan a reparar el músculo, el calcio fortalece los huesos y la vitamina D facilita su absorción.
La menopausia no tiene por qué ser sinónimo de pérdida, sino de renovación y fuerza interior. Con disciplina, buena guía y constancia, el cuerpo puede seguir siendo fuerte, ágil y resiliente a cualquier edad.






